floating in the Dead Sea from Active Naturists on Vimeo.
En definitiva, relájate, nadie te está mirando. Disfruta de la experiencia, porque una vez que te hayas bañado desnudo y sientas esa sensación, repetirás.
floating in the Dead Sea from Active Naturists on Vimeo.
A diferencia de los nudistas, el exhibicionista –casi siempre un hombre-parece necesitar de la sorpresa de su víctima para que su actuar tenga resultados. El nudista –tal vez hombres y mujeres por igual- se presenta desnudo ante otros que hacen lo mismo o que saben lo que van a observar y que con ello uno y otros disfrutan el placer erótico del cuerpo desnudo.
Se ha planteado la hipótesis de que el exhibicionista responde a su inseguridad y baja autoestima que lo llevan a encontrar un cierto poder al sorprender a su víctima y anticiparse a su rechazo y tal vez también con ello crea validar su masculinidad. Usualmente la experiencia no es demorada sino fugaz y este victimario suele escapar rápidamente de la situación por lo que realiza sus actos en sitios donde se puede perder pronto entre la multitud o entre los vericuetos urbanos. En algunas raras ocasiones se complica esta psicopatología con conductas más atrevidas que lo pueden llevar hasta el acceso carnal violento tanto con menores como con adultos.
Las imágenes de su víctima expresando sorpresa son frecuentemente utilizadas por el exhibicionista para concluir su experiencia sexual masturbándose mientras las recrea; esto, siempre que no experimente su orgasmo en el momento mismo de la exhibición o que la masturbación se de durante ella.
Lo anterior ha permitido sugerir que, si bien es difícil estar preparado para lo imprevisto, si la víctima de un exhibicionista controla sus expresiones de sorpresa y más bien no muestra reacción alguna y le ignora, entonces se rompería la cadena de reforzamiento que aumenta la probabilidad de que esa conducta se repita próximamente. Así, si bien la víctima de todas formas habría experimentado una situación desagradable, por lo menos colaboraría para que se atenuara el número de probables futuras víctimas.
Anteriormente se solía descartar la terapia psicológica –tal vez por ineficiente- y se sometía al exhibicionista a reclusión en cárceles o similares para castigarle su comportamiento y tratar de darle allí una solución a su condición. Hoy, se ofrecen diversas alternativas terapéuticas en psicología con resultados bastante más que satisfactorios.